En ese cruce de caminos que es la vida, para las personas que hemos vivido la amistad y cercanía de Alain, se nos hace difícil poner en palabras adecuadas lo que sentimos al conocer que él se “acogió a la eternidad que vino a su encuentro”, la madrugada del 23 de julio de 2016.
La coherencia que caracterizó su vida también hizo que él muera y sea enterrado en Riobamba, cerca del volcán Chimborazo. Hace cinco décadas, Alain sintió que su espacio estaba acá en los Andes ecuatorianos. Vino de Francia y se quedó para observar con una mente despejada los diversos paisajes humanos, la realidad agraria, las inequidades, injusticias o violaciones a los derechos humanos.
El compromiso a fondo con la sociedad en que él vivió a lo largo de su vida, su libertad de espíritu, su convicción de que la verdad nos hace libres, y toda su labor generosa y profundamente humana, hace que él esté presente en la memoria de muchos como un ejemplo a seguir por todos.
El trabajo de investigación social que Alain Dubly realizó en el país, durante varios decenios, dio como fruto varios libros publicados. Su aporte a las ciencias sociales ha sido fundamental para desentrañar la realidad del campesinado ecuatoriano. Prolijamente crítico, su enfoque del desarrollo rural era centrar la acción en lo importante y deseado por la gente. Se recuerda con cariño el trabajo que realizó para CESA, el FEPP y otras instituciones u organizaciones sociales.
Fruto de sus andanzas de trabajo en los paisajes humanos del país y de su capacidad creativa nacieron sus relatos o cuentos. Según Alain, estos forman un abanico muy abierto de temas. “Son ficciones verosímiles inspiradas en la realidad, escogidas y procesadas a través del filtro de una particular sensibilidad y mentalidad, constantes a lo largo de un cuarto de siglo.”
Desentrañar algunos de estos relatos, nos acerca más al ser que “había tomado la lejanía como aliada.” En Elogio a la Distancia dice: “La distancia asumida, más aún si es querida, podía saborearse como un privilegio en nuestro mundo locamente apresurado.” (…) Tal irrupción, inmediata y total, de lo lejano en la cotidianidad era vista por nuestro teléfobo como una intolerable violación del derecho a la distancia.”
Gratitud que perdura siempre
Motivado por su búsqueda de justicia en diversos espacios, Alain se integró -como voluntario- a la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos
CEDHU, por más de una década.
Impulsó y fue coautor del libro de testimonios A mí también me torturaron - 1991, contribución realizada para crear conciencia, en los ecuatorianos, acerca de la necesidad inmediata de erradicar no solo la tortura, sino toda forma de uso de la fuerza en contra de ciudadanos indefensos. Fue un esfuerzo y una prueba clara que coadyuvó a la clausura definitiva del Servicio de Investigación Criminal, SIC. Tenebroso lugar y nombre que era señalado como “camal humano”.
Autor del libro “Desalojos y Despojos: los conflictos agrarios en Ecuador 1983-1990", publicado en 1991. Este ensayo aporta a la comprensión de la lucha por conservar o conquistar la tierra que necesitan para vivir muchos campesinos ecuatorianos que sufren distintas formas de violencia y de atropellos a las personas y sus bienes. El trabajo comprende el análisis de múltiples denuncias de organizaciones campesinas y el estudio e interpretación de casos ilustrativos.
Coautor del libro Agua, vida y conflicto: panorama social del agua en el Ecuador, 2004, el mismo que aborda el tema del agua como recurso natural relativamente abundante en el país. Explica cómo muchos pueblos rurales han construido a lo largo de generaciones un uso del agua acorde a las necesidades vitales, espacios, tiempos y ciclos de la naturaleza.
Coautor de “Los derechos indígenas en el Ecuador”, 1995. Obra editada por el Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos ILSA.